Las pieles y los cabellos maduros requieren tratamientos y cosméticos adaptados a los cambios hormonales de la menopausia. Los cuidados habituales deben adaptarse a los 50, eligiendo fórmulas más nutritivas cuyos ingredientes y activos ayuden a rellenar el hueco dejado por la pérdida de hormonas.
Los estrógenos son dermoprotectores, por lo que su pérdida empeora el estado de la piel de forma drástica a partir de la menopausia.
El ácido hialurónico será la mejor ayuda unido al colágeno, juntos mantienen los niveles adecuados de hidratación y nutrición para afrontar mejor los futuros cambios.
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Llegada la menopausia conviene brindarnos unos cuidados que, unidos a una limpieza más suave de la piel y a la protección solar diaria, harán que ésta se muestre más nutrida y joven.
Las fórmulas con activos exfoliantes utilizadas durante la noche ayudarán a despojar a la piel de las células muertas acelerando el proceso natural de renovación, que a esta edad llega a triplicar el tiempo que tarda una persona de 20 años en hacerlo.
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Los aceites vegetales, por su carácter nutritivo y similitud con el que han dejado de segregar las glándulas sebáceas propias, son otro de los remedios más beneficiosos para las pieles maduras. Activos que alternados con la vitamina A, el retinol o el calcio ayudan a guardar la juventud de la piel pasados los 50.
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Además, el cabello suele mostrarse más seco, menos denso y mucho más frágil. Al igual que con la piel, los estragos del tiempo repercuten menos en un cabello mejor cuidado. A partir del cuarto cambio hormonal (tenemos uno cada 7 años más o menos) el cabello deja de producir dos de los siete tipos de queratina que contiene, esto influye en la densidad y la textura de la fibra capilar y en el estado del cuero cabelludo. Los cabellos que mejor envejecen son los que son tratados a lo largo de los años con tratamientos del cuero cabelludo que evitan que se oprima el folículo piloso y asfixie el bulbo.
