Tras un día de sol nuestra piel necesita cuidados extras. El aftersun es la gran solución. Calma, hidrata y repara la piel. Además, te ayuda a conseguir un bronceado luminoso y más duradero.
Aunque hayas tomado todas las precauciones antes y durante la exposición al sol, este afecta a la piel y la suele dejar enrojecida y áspera. El aftersun puede repararla y devolverle toda su belleza. Tiene propiedades calmantes, suavizantes y refrescantes. Y también existe otro motivo para usarlo a diario: es un excelente fijador del bronceado.
Estos son todos sus beneficios:
– Calma. Gracias a activos como el aloe, el bisabolol o el regaliz, calma la sensación de calor y tirantez de la piel provocados por el sol y produce un alivio inmediato.
– Atenúa el enrojecimiento. Sobre todo si son productos formulados con agua termal y extractos vegetales de manzanilla o caléndula.
– Hidrata. El sol, el viento, el agua de mar o el cloro de la piscina resecan mucho la piel y es importantísimo recuperar su hidratación. Para ello, los aftersun incluyen activos que aportan agua no solo a las capas superficiales, sino a las más profundas de la piel, como la glicerina, la urea o el pantenol.
– Refuerza la barrera cutánea. Y evita que la piel pueda perder agua, con principios activos como el extracto de aguacate.
Póntelo con la piel limpia y seca, y mejor si utilizas uno para el cuerpo y otro específico para el rostro.
