REMEDIOS PARA LOS BROTES DE ACNÉ ADULTO

Mientras el acné juvenil se desarrolla, sobre todo, en la zona T del rostro, el adulto suele localizarse en la llamada zona U: mejillas, mandíbula y barbilla. Por suerte, suele darse de forma más puntual y por causas más fáciles de identificar: un pico de estrés, el inicio del periodo, excesos dietéticos…

Existen múltiples factores de riesgo: Cambios hormonales (antes de la regla, embarazos…), tomar anticonceptivos orales o interrumpir su tratamiento, uso de la mascarilla, dietas pobres en fibra, estrés y exceso de toxinas.

Tomar una infusión de hierbabuena 2-3 veces al día (emplea una cucharadita por taza de agua) disminuye sensiblemente los niveles de testosterona en la mujer y ayuda a reducir el nivel de estrés, dos claros desencadenantes de los brotes de acné a partir de los 30-35 años. En uso externo, la hierbabuena se muestra casi igual de efectiva. Empapa una gasita en la tisana y aplica sobre la zona a tratar. Es antiinflamatoria, regeneradora y calmante.

Los copos de germen de trigo son la segunda mejor fuente de zinc, un mineral que reduce significativamente el número de comedones y la inflamación que los acompaña. Además, gracias a su potente acción cicatrizante, previene la aparición de marcas de acné. Enrique los cereales del desayuno y el yogur con una cucharada de este suplemento.

Si te cuesta controlar algún brote, aplica sobre la zona a tratar una mascarilla de arcilla verde (o blanca, si tienes la piel sensible) diluida en una infusión de hamamelis o de caléndula. Deja actuar y retira con agua tibia justo cuando empiece a cuartearse en la piel.

El té kombucha cuida tu piel por dentro y por fuera. Con bacterias probióticas, ejerce un efecto “detox” y antiséptico, al favorecer el equilibrio de la microbiota, también la que habita en nuestra piel. Esta bebida, elaborada con té y un cultivo de levaduras, es el ingrediente estrella de jabones, mascarillas y lociones limpiadoras. Entre otras propiedades reduce imperfecciones y mejora el acné.

El agua de rosas, además de calmar y refrescar la piel, disminuye las rojeces y reduce las marcas de acné. Como tónico facial, resulta ideal para cerrar los poros después de limpiar el cutis. Cuida y protege la piel madura sin irritarla ni resecarla en exceso. Mezclada con miel y yogur, obtendrás una efectiva mascarilla antiacné. Deja actuar 20 minutos.

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