Así se broncea la piel: Los melanocitos de tu piel producen melanina, que es la responsable del color de tu piel. Todos tenemos el mismo número de melanocitos, sin importar cual sea el color cutáneo. La diferencia está en cuánta melanina producimos. Cuando los melanocitos se exponen a los rayos del sol, se estimula su producción de melanina con un único fin: autoproteger la piel evitando la creación de radicales libres que pueden dañar el ADN.
CUANDO TU PIEL ES MUY BLANCA… ojo con abusar del tiempo de exposición, cuidado con usar protecciones insuficientes y, muy importante, renueva la aplicación del protector solar cada 40 minutos.
Hay que elegir el protector solar adecuado a tus circunstancias y tipo de piel:
– Si tu piel es sensible o muy blanca, usa un FPS 50. Recuerda, además, que la protección solar es limitada en el tiempo. La crema que te aplicas a las 8 de la mañana no te protege todo el día, hay que repetir la aplicación al menos cada dos horas. En la playa, cada hora.
– Aplica la crema en todas las zonas del cuerpo visibles, y ten en cuenta que no solo tomas el sol cuando vas a la playa o piscina, también al caminar por la calle, en las terrazas, en el parque, incluso en días nublados. Esto hay que tenerlo en cuenta sobre todo si tienes piel blanca con tendencia a enrojecerse mucho y quemarse fácilmente.
– Si en vacaciones aumenta notablemente tu tiempo de exposición al sol, prescinde de las cremas con efecto peeling o con retinoicos porque pueden hipersensibilizar la piel y hacer que te quemes más fácilmente o que aparezcan reacciones alérgicas. Y evita los despigmentantes porque reaccionan con el sol y tienen efecto rebote.
SI TU PIEL ES DE TONO MEDIO…, te bronceas pero no demasiado rápido ni obtienes un tono muy moreno. No te confíes, al principio de la exposición solar tu piel es vulnerable a las quemaduras y necesita una protección alta. Después, cuando tu piel haya alcanzado un tono adecuado, puedes bajar la protección pero nunca a menos de FPS 30.
VER Post CÓMO UTILIZAR EL PROTECTOR SOLAR
