Se trata de sacar el máximo partido a los productos que utilizaremos para reponer la piel tras una jornada de sol:
– Se aplican siempre con la piel limpia y seca (a no ser que se trate de aceites, ya que aplicados sobre la piel mojada forman junto al agua una emulsión que penetra más fácilmente) y masajeando con suavidad para facilitar la penetración de activos en la piel.
– Aunque tras la exposición solar conviene refrescarse, eliminar cualquier resto de filtros solares con una ducha y aplicarse generosamente una loción reparadora, es aconsejable repetir el proceso antes de acostarse: los mecanismos de actividad de la piel están más receptivos durante el periodo nocturno y las actividades de reparación y rehidratación tienen mayor efectividad por la noche.
– Sobre la cantidad que conviene aplicar, hay que ser generoso, casi igual que con el protector solar; es decir, hay que aplicar al menos la cantidad de tres cucharadas soperas para todo el cuerpo. Además, cada uno debe ver el grado de necesidad cosmética que tiene la piel: el resultado final debe traducirse en confort.
Si tu piel es grasa podrías alcanzarlo con la cantidad equivalente a dos cucharadas de crema; pero si tu piel es seca o muy seca, quizá puedas necesitar hasta seis cucharadas o más.
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