Las personas que meditan tienen menos probabilidades de sufrir un ataque cardíaco o un derrame cerebral. Meditar ayuda a calmar los pensamientos, la frecuencia cardíaca, la respiración y reequilibra el sistema nervioso, endocrino e inmunológico.
Así puedes llevar a cabo esta práctica llena de beneficios:
– Siéntate en silencio, con la espalda recta, y respira lentamente con los ojos cerrados.
– Centra la atención en como entra y sale suavemente el aire por la nariz al exhalar. Realiza esta practica cada día durante 10 minutos.
La respiración oxigena el organismo y lo relaja, mejorando el descanso.
De esta manera se reduce la frecuencia cardíaca y la presión arterial. También disminuye las hormonas del estrés, previene el envejecimiento cerebral y mejora la memoria y la concentración.
La fragancia y propiedades del incienso palo santo purifican el ambiente y crean una atmósfera pacífica, propiciando la meditación.
También el aroma de algunos aceites esenciales como incienso, geranio o cedro de atlas ayuda a la concentración y meditación.