LOS ACEITES ESENCIALES

Los aceites esenciales, concentrados puros de belleza y bienestar, cuidan la piel y relajan la mente.
Son compuestos aromáticos naturales que se encuentran en las semillas, cortezas, tallos, raíces, flores… y otras partes de las plantas. Son puros extractos naturales, intensamente aromáticos, no grasos (por lo que no se enrancian) y poco densos. Son volátiles, insolubles en agua y solubles en alcohol, grasas, ceras y aceites vegetales. Se oxidan por exposición al aire.

Cada uno posee su propio aroma y virtudes curativas únicas. Para que tengan la mayor efectividad deben proceder de ingredientes naturales brutos, lo más puros posible.

Se utilizan desde hace miles de años por sus aplicaciones y están considerados una de las sustancias naturales más poderosas que podemos encontrar dentro de la cosmética natural. Sus innumerables y poderosas propiedades a nivel cosmético, terapéutico, emocional y mental, previenen el envejecimiento prematuro y aumentan la regeneración celular.
Además, presentan un gran poder antiséptico lo que provoca un efecto detoxificante general en el organismo y reduce el estrés.

La luz y la temperatura los afectan fácilmente, por eso conviene protegerlos, conservándolos en una botellita de vidrio oscura y en lugar fresco.

UTILIZACIÓN DE LOS ACEITES ESENCIALES PARA LOS CUIDADOS EN BELLEZA

Podemos utilizar un conjunto de aceites esenciales como sustituto de un sérum siempre y cuando utilicemos una combinación adecuada a nuestro tipo de piel y al resultado que queramos conseguir. Además, los sérums formulados por aceites esenciales tienen una altísima concentración de principios activos naturales que consiguen penetrar rápidamente hacia las capas más profundas de la piel consiguiendo unos resultados inigualables para el organismo y visibles casi de forma inmediata.

Un aceite esencial nunca se debe utilizar como tratamiento único ya que no hidratan la piel porque no contienen agua. La principal característica de una aceite esencial es tratar la piel gracias a su rápida capacidad de penetración hacia las capas más profundas, tratando de esta forma los problemas internos de la piel y activando la producción celular. Nutren, suavizan, calman, aportan luminosidad… pero no hidratan en sí mismos como una crema.

No engrasan la piel, ya que no dejan residuo en la superficie. El tiempo de absorción de un aceite esencial varía en función de su peso molecular pero como máximo tarda 15 segundos en ser absorbido por nuestras células por lo que tampoco dejará brillos.
Son recomendables por tanto también para las pieles grasas, siempre que sean aceites esenciales formulados para ese tipo de piel. Si es un aceite adecuado, ayudará a controlar la producción de la glándula sebácea, prevenir la aparición de comedones y granitos, además de aumentar la resistencia de la piel.

Se pueden utilizar en cualquier época del año. Existe la creencia errónea de relacionar los aceites esenciales con fotosensiblidad y la posible aparición de manchas. Pero no existe ese problema, siempre y cuando las concentraciones sean las adecuadas y no sobrepasen una formulación del 7% (lo normal usado en aceites esenciales faciales). Por supuesto, después de aplicarnos nuestro sérum de aceites esenciales siempre podemos usar un factor protector solar.

Por último, recordar que los aceites esenciales no se pueden utilizar directamente sobre la piel; son tan potentes que hay que disolverlos antes de utilizarlos (en aceite vegetal, por ejemplo). Aunque existen excepciones como el aceite esencial de Lavanda y de Árbol de té, siempre que se empleen en muy pequeña cantidad.

ACEITES ESENCIALES: VER EN TIENDA

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