El pelo fino puede ser de nacimiento (generalmente heredado) o también adquirido; con la edad, la menopausia, los desarreglos hormonales, los tratamientos agresivos y la falta de cuidados puedes ir perdiendo grosor, volumen y cantidad (la caída se potencia con los años).
Si tu pelo es fino, lacio, sin cuerpo y el peinado no te aguanta, va a precisar de unos cuidados específicos:
Empieza por lavarlo y acondicionarlo con productos adecuados a su estructura y forma. Elige un champú específico para cabello sin volumen que lo engrose. Lávalo dos veces a la semana y si ves que se engrasa enseguida, un día sí y uno no.
A continuación, no tengas miedo de aplicar desenredantes y mascarillas (en contra de muchas creencias, no apelmazan el cabello ni lo hacen más lacio). Solo es cuestión de elegir el producto más adecuado (es decir, que sea ligero), aclararlo abundantemente y aplicarlo de medios a puntas (nunca en el cuero cabelludo).
Hay mascarillas que además de suavizar y desenredar, aportan cuerpo y volumen a los cabellos más debilitados por sus componentes a base de vitaminas del grupo B. El volumen empieza tratando el cabello con los productos adecuados.
ALGUNOS TRUCOS PARA DAR VOLUMEN A TU CABELLO:
– Acláralo bien al lavarlo: Elimina bien los restos de champú, así no quedarán mezclados con el acondicionador o mascarilla que apliques después, y el pelo no quedará aplastado ni apelmazado.
– Sécalo boca abajo: Inclina la cabeza hacia abajo mientras secas la raíz e introduce las yemas de los dedos tirando suavemente del pelo. Aún mejor si lo secas en la dirección contraria a la que sueles llevar la raya.
– Péinalo hacia arriba: En lugar de pasar el secador o la plancha en dirección al suelo, hazlo hacia el techo. Al subir los mechones hacia arriba tu peinado ganará volumen.
¿SE TE CAE DEMASIADO PELO? A medida que cumples años, la fibra capilar se vuelve más fina, y se pierde densidad en general; a lo que se suma la rotura por cepillado y la caía. Por ello, es importante cuidar pelo y cuero cabelludo desde la adolescencia, sin abusar de tintes o permanentes agresivos, utilizando acondicionadores y mascarillas habitualmente y productos anticaída o fortalecedores (especialmente en otoño).
