Según se dice, el jabón de alepo se trata del primer jabón sólido del mundo; es en Alepo donde se inventó el proceso de saponificación y con la mezcla del aceite de oliva y de laurel se fabricó el primer jabón duro.
A raíz de las cruzadas la producción de jabón se extendió por todo el Mediterráneo, llegando a Italia, Francia (jabón de Marsella) y España (jabón de Castilla).
Mantiene desde entonces su receta original:
Aceite de oliva virgen (hidratante) + aceite de laurel (bactericida) y su elaboración se ha transmitido de generación en generación hasta nuestros días.
Resulta útil para todo tipo de pieles, en especial para pieles sensibles y pieles con problemas:
– El aceite de oliva nutre, regenera y suaviza la piel.
– El aceite de laurel actúa como antiséptico, antiinflamatorio, desinfectante, cicatrizante y antioxidante. Protege de las infecciones cutáneas y agentes externos.
– Hidrata las pieles secas y las pieles sensibles.
– Ayuda en problemas cutáneos como psoriasis, dermatitis, pieles atópicas, acné, eczemas…
– Regula la grasa de la piel en el rostro, evita el brillo de las pieles grasas.
– Limpia el cuero cabelludo, elimina la caspa, y calma al instante los picores.
– Hidrata y reduce las irritaciones propias del afeitado.
– Elimina micosis, y alivia picores zonas íntimas.
USOS:
– Para limpieza de la cara, el cuerpo, las manos, zonas íntimas, el cabello.
– COMO CHAMPÚ: frotar en el cuero cabelludo húmedo, dejarlo unos minutos y aclarar.
– COMO JABÓN DEL AFEITADO: frotar en el cutis húmedo, dejarlo como espuma, afeitar y aclarar.
– COMO MASCARILLA: frotar en la zona deseada, dejarlo 10 minutos y aclarar.
– COMO DETERGENTE: para lavados a mano de ropa frágil (útil para pieles sensibles, para ropa de bebés…).
– COMO ANTIPOLILLAS: cortarlo en varios trozos, y ponerlos en los armarios (en los armarios, el olor a laurel hace de antipolilla natural).