CÓMO AFECTA TU ESTADO DE ÁNIMO A TU PIEL

La piel revela más de lo que parece de tu estado de ánimo; la piel refleja las emociones, porque sus células son controladas por el sistema nervioso cutáneo.
Y es que entre la piel y el cerebro existe una relación muy estrecha debido a que están unidos por millones de conexiones nerviosas, siendo la piel uno de los órganos con más receptores nerviosos.

Cuando somos felices segregamos endorfinas, las “hormonas de la felicidad”, que estimulan la actividad de las células y que están relacionadas con la formación de la barrera cutánea y de la hidratación de la piel.
Por el contrario, el estrés nos hace generar cortisol y adrenalina, hormonas que aumentan la sensibilidad de la piel, que parece más apagada y envejecida. Por esta razón, muchas enfermedades de la piel son reflejo de alguna alteración del sistema nervioso.

Hay estudios que han demostrado que la adrenalina modifica el equilibrio en la renovación de la barrera cutánea. El restablecimiento de la barrera cutánea es tres veces más lento cuando la persona ha estado sometida a una situación de estrés.

Y está comprobado que una sensación placentera tiene efectos directos sobre la salud de la piel y por lo tanto sobre su aspecto. La piel refleja las emociones debido a una cadena de reacciones físicas y químicas que, dirigidas por nuestro cerebro, afectan a este órgano.

Las conexiones entre el sistema nervioso y la piel son increíblemente estrechas. Cualquier información (cambio de temperatura, de presión…) o agresión de la piel (contaminación, rayos UV…) se transmite al cerebro a través de las fibras nerviosas cutáneas. El cerebro reacciona ordenando la liberación de los neurotransmisores en la piel para permitirle actuar contra estas agresiones.

Los neurotransmisores son moléculas químicas que se encuentran de forma natural en las neuronas y en las células cutáneas, que tienen como función la transmisión de la información a lo largo del tejido nervioso; A continuación, los neuroreceptores son los que traducen a las células del organismo la información para que éstas actúen en consecuencia.

Los neurotransmisores son responsables del buen aspecto de la piel, hasta en un 30-40 por cien.

El cansancio, alteraciones del sueño, agotamiento mental, nervios y tensiones… es decir, el estrés emocional, produce, como consecuencia, que las terminaciones nerviosas de la piel liberen diferentes tipos de neurotransmisores. A través de la liberación de las hormonas adrenalina y cortisol, el estrés emocional se difunde del interior del organismo, a todos los niveles, incluyendo la piel, que también padece los efectos nocivos del medio ambiente.

Con el paso del tiempo se produce una desincronización de los mensajes celulares y una interrupción de estos flujos de información; aumentan los neurotransmisores y disminuyen los neuroreceptores. Este desequilibrio supone un mal funcionamiento de las células de la piel y como consecuencia, la aparición de arrugas y flacidez.

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