Cinco minutos es el tiempo que necesitas para alejar la tensión del rostro, relajar los rasgos y lucir una piel más lisa.
Aunque la misma yema de los dedos ejerce un efecto relajante, existen algunas herramientas que multiplican los efectos de los masajes manuales, dejando la piel relajada, más tersa y con un color saludable: Los rodillos de piedras (jade, cuarzo rosa…) relajan la musculatura y, al favorecer el riego, mejoran la oxigenación. El resultado es una piel más luminosa y lisa.
La piedra más grande de uno de los extremos se utiliza en zonas amplias, como la frente y las mejillas, y la más pequeña del otro lado, en el párpado inferior o en la barbilla.
RODILLO DE JADE: VER EN TIENDA
El yoga facial es sinónimo de piel descansada. Tanto si utilizas un rodillo o tus propios dedos, sigue estos sencillos pasos:
Dirección: Realiza el automasaje haciendo suaves movimientos que vayan desde el interior del rostro hacia el exterior en un solo sentido. Es muy importante que los movimientos sean ascendentes.
Fuerza: Las maniobras deben ser suaves para no causar desplazamientos bruscos de la piel.
Para un efecto rejuvenecedor, dirige las yemas de los dedos o el masajeador facial desde el centro de la barbilla hacia los lóbulos de las orejas, siguiendo la línea del óvalo facial.
Otros movimientos muy efectivos son los que van de la base de la nariz, el centro del labio superior y las comisuras de la boca hacia las sienes dibujando medias lunas.
Continúa con un sutil tecleo por el hueso del pómulo y, con ese mismo movimiento, dibuja un círculo alrededor de los ojos.
Pellizca suavemente la línea de las cejas y, después, masajea la frente, desde el entrecejo hacia el exterior, subiendo hasta llegar al nacimiento del cuero cabelludo.
Pinza la nariz con los dedos y, finalmente, reafirma la piel del cuello dirigiendo los movimientos desde el hueso de la clavícula hacia arriba.
Realiza este masaje al principio o al final del día. Potenciarás los resultados si lo combinas con un exfoliante, un aceite facial, unas mascarilla…