La crema de día y la de noche ponen el punto final a la rutina de hidratación.
¡Acierto!
Esta emulsión más o menos densa, que permite incorporar activos de mayor tamaño molecular, como los péptidos o las ceramidas, crea un efecto barrera que retiene el agua y restaura las grasas del manto hidrolipídico.
Lo mejor es se generoso y emplear lo que quepa en la punta del dedo.
Otro acierto es aplicar la loción con movimientos cortos y ascendentes (nunca circulares). Empieza por la frente y sigue por pómulos, nariz y barbilla.
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¡Error!
Y no te olvides de aplicar la crema también por el cuello. Otro error es dar por hecho que la crema de día que usas lleva filtro solar. Asegúrate de que incorpora un SPF30, 50 o 50+ o aplica un protector solar encima.
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