En exceso, el sol tiene consecuencias indeseadas en el cabello, pero, si la exposición es moderada, unos 20 minutos al día al atardecer o a primera hora de la mañana, ayuda a prevenir, entre otros problemas, la caspa y la seborrea.
Además, el sol promueve la síntesis de vitamina D, que retrasa la caída y ayuda a que el pelo crezca más deprisa.
¡Utiliza un extra de nutrición bajo el sol! ¿Sabías que puedes ponerte la mascarilla capilar en la playa? El calor ayudará a que penetre mejor. Eso sí, recuerda aplicarlo solo de medios a puntas.
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Cuidados Básicos
Lo primero, al salir del agua (mar o piscina) es aclarar el pelo con agua dulce para eliminar los restos de sal y cloro, y evitar que se reseque y se abra la cutícula.
Peina con mimo. Cuando todavía está mojado, el cabello es un 42% más frágil y puede romperse. Es ese estado no debes frotarlo con la toalla ni cepillarlo. Para desenredarlo, emplea un peine de púas anchas y ve subiendo desde las puntas hasta la raíz. Además, aprovecha para dedicarle cuidados extra reaplicando el protector solar o usando un acondicionador sin aclarado.
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¿Hidratación o nutrición?
Si tu pelo ha perdido brillo y tiene un tacto áspero, es que necesita un extra de hidratación. Dáselo con productos como sérums con ácido hialurónico, mascarillas con manteca de karité o aguacate… Tendrá un aspecto más saludable y no se encrespará.
Pero si además, tiende a romperse, pierde densidad y cuerpo, es que necesita nutrición en profundidad. Utiliza mascarillas nutritivas.
En cuanto al secado, seguro que has oído alguna vez que dejar secar el cabello al aire es mejor opción que recurrir a secadores y planchas. Pero esto no es tan buena idea ya que el calor y los rayos UV abren la cutícula del pelo haciendo que se reseque y pierda su brillo y suavidad, además de debilitarlo y, por lo tanto, volverlo más propenso a romperse. Para evitarlo, emplea el secador en frío o a baja temperatura.
