No te pongas hidratante solo cuando notes la piel reseca. La hidratante hace mucho más que aportar agua a la superficie de la piel. Retiene el agua dentro de la misma, activa la formación de colágeno y elastina y repara la barrera cutánea para que la piel sea más resistente al calor, el frío y las bacterias.
Aplícala a diario. Es la forma de que se noten los beneficios. Y si quieres que cubra todas las necesidades de tu piel, escoge una hidratante que incluya varios de los siguientes activos:
Glicerina o sorbitol. Aportan agua a la capa córnea, la más extensa de la piel.
Ácido hialurónico. Actúa como una esponja, reteniendo el agua en la dermis.
Colágeno y elastina. Estimulan la fabricación de colágeno.
Ceramidas y aceites vegetales. Refuerzan el manto hidrolipídico.
Pero no utilices una crema sobre otra pensando que sumas beneficios, es un error. La absorción de la piel es limitada y la acumulación de ingredientes pueden irritarla.
Organiza tu neceser. Fíjate en los ingredientes de las cremas, es posible que estés superponiendo cremas con activos idénticos o acciones similares. Suprime uno de los productos y úsalo al acabar el que estás utilizando.
Usa cremas multifunción. Si te quieres asegurar de que tu piel obtiene todos los beneficios que necesita. Una buena opción son las BB creams, que hidratan, corrigen, protegen, iluminan y, además, aportan un toque de color.
La noche es el momento idóneo para usar las cremas. La piel aprovecha el descanso nocturno para repararse de las agresiones del día (contaminación, rayos UV, estrés). Además, la circulación de la sangre aumenta por la noche, por lo que los principios activos depositados en la epidermis penetran mucho mejor en la piel.
Cosmética oxigenante. Precisamente hay cremas nocturnas que incorporan oxígeno (el combustible de las células) para revitalizar la piel y que la regeneración nocturna gane en calidad.
