La mejor estrategia antiedad es la prevención, cuidarnos en todo momento para evitar que el tiempo pase factura a nuestra piel. Sigue estas pautas y tu piel te lo agradecerá en el futuro:

Hidratación: La piel estará confortable y más resistente a las agresiones externas.

La hidratación de tu piel no solo debe ser externa: Beber poca agua repercute negativamente en tu piel. Si ingieres menos de 1,5 l. al día tendrás dificultades para eliminar toxinas y se agravará tu celulitis. Recuerda que para hidratarse por dentro también cuentan los caldos, infusiones…

Adapta tus cremas: Porque la piel cambia con la edad, cambian sus necesidades. A medida que pasa el tiempo necesitará fórmulas con más activos como vitamina C, retinol, antioxidantes… que previenen y combaten los signos de la edad.

No abuses del sol: Tomar mucho el sol favorece la flacidez. Es uno de los peores hábitos para tu piel, ya que los rayos UV producen millones de radicales libres, que contribuyen a debilitar el colágeno y acentuar la flacidez. Usa siempre fotoprotector alto.

Dieta equilibrada: Una alimentación variada y rica en antioxidantes naturales (verdura, fruta fresca, pescado azul) retarda el envejecimiento de la piel.
Por el contrario el exceso de azúcar daña las fibras de proteínas que mantienen la piel firme y elástica (el colágeno y la elastina) derivando en arrugas y flacidez.

Pierde peso poco a poco: Si necesitas adelgazar, no lo hagas de forma brusca, ya que se acentuará la flacidez de la piel.

Duerme 7-8 horas al día: Favorecerás la renovación celular y no se apreciarán rastros de fatiga en tu piel.
Si descansas menos de 6 horas al día o duermes mal, tu cuerpo aumenta la producción de ghrelina, la hormona que estimula el apetito y promueve el almacenamiento de grasa, consiguiendo aumento de peso corporal y formación de celulitis.

Realiza actividad física: Mejora la circulación sanguínea y linfática (propician la llegada de nutrientes a la piel y la eliminación de sustancias de desecho respectivamente). El ejercicio físico, además de mejorar tu circulación, potencia la oxigenación de tus células y retrasa la flacidez de los tejidos.

No al tabaco y alcohol: Hábitos como fumar, incluyendo la forma pasiva, o consumir alcohol en exceso deshidratan la piel, la llenan de toxinas y evitan que el cuerpo se recupere. Sin embargo tan pronto se abandonan estos hábitos el cuerpo se empieza a restablecer.

Evita la ansiedad y el estrés: El sistema nervioso y la piel están conectados, los trastornos emocionales influyen en tu piel. La ansiedad y los nervios aumentan los niveles de cortisol (la hormona del estrés) lo cual provoca deshidratación de la piel, causando arrugas prematuras.

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